“De maíz
amarillo y de maíz blanco se hizo su carne; de masa de maíz se hicieron los
brazos y las piernas del hombre. Únicamente masa de maíz entró en la carne de
nuestros padres”
Popol Vuh, el Libro del Consejo, donde se narra el origen de la vida Maya.
Popol Vuh, el Libro del Consejo, donde se narra el origen de la vida Maya.
Y así el maíz
empezó a correr por nuestras venas. La historia comienza aquí, en aquel México
prehispánico, cuya alimentación tenía como base el maíz. Por inspiración divina
(porque solo los dioses pueden regalarnos algo así) los Olmecas empezaron a
cocer el maíz con cal, dejándolo reposar en la noche. Esto nos llevó a la masa
y de la masa surgió la tortilla.
En “Historia
Verdadera de la Conquista de la Nueva España”, escrita por Bernal Díaz del
Castillo, se narra el asombro de los españoles al
presenciar una taquiza en un tianquiztli (un mercado o como mejor se conoce, un
tianguis), donde se vendían los mismos ingredientes que terminaban completando
el taco. Aunque en ese entonces no estaba bien definido el concepto de esta
comida, nos queda claro que su misión era contener y transportar el alimento
del plato a la boca.
Etimológicamente
la palabra taco proviene de un tipo de tortilla llamada “quauhtaqalli”pero como
la pronunciación les resultaba difícil a los españoles lo resumieron a “taqualli”y
asi, con el paso de los años termino siendo “taco”.
Al ser
vendido en los mercados, como habíamos dicho, estos estaban ubicados en las
calles, cosa que aún se conserva, pues encontramos taquerías en cada esquina
del país.
Lo importante
de este alimento es su versatilidad, ya que podemos hacernos tacos de cualquier
cosa que se nos ocurra, del guiso del día anterior, de carne, pollo o de
pescado. Solo necesitamos una tortilla y las ganas de experimentar.
Este
antojito, una tradición ancestral, nos representa como nación haciendo de este
platillo algo forzoso en la visita de los turistas que simplemente no se pueden
resistir ante el sabor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario